Iniciado por
solvillar
Coincido bastante en el fondo de lo que dices Eloísa. Efectivamente, la propuesta de equo puede parecer un poco ingenua si se mira superficialmente. ¿Es ingenua y superficial realmente? No lo sé. Quizás me equivoque en la interpretación, a mi todo esto de la partitocracia me es bastante ajeno, pero puede que a lo que se refieran es a una caída significativa en la producción energética. De hecho es lo único coherente con los datos de la AIE, respecto al futuro del petróleo. Digo esto porque el candidato de Equo, Florent Marcellesi es un conspicuo defensor del decrecimiento económico. Como no lo aclaran, desconozco si los tiros van por ahí, pero si así fuera me parecería lo más sensato. No comparto del todo las tesis decrecentistas, (sobre todo por olvidarse de necesidades humanas no económicas), sin embargo es indudable que el mito este del progreso y la necesidad de que el PIB mundial crezca un 2% anual es inviable a corto plazo. No se pueden duplicar las necesidades energéticas mundiales cada 20 años, no es posible físicamente.
Respecto al debate de si el abstencionista tiene o no derecho a la protesta, mi postura es clara. El que no debería protestar es el que legitima el régimen y manifiesta, por enésima vez su aquiescencia con su participación, renunciando a autogobernarse y eligiendo a alguien que lo haga por él. A estas alturas ya no vale la ingenuidad del crédulo: “prometieron y no cumplieron”
La verdad es que soy un abstencionista convencido, sinceramente pienso que si atendemos al significado etimológico, la democracia no es posible. Como decía D. Agustín García Calvo, por definición: “Demos” y “Kratos”; pueblo y poder son cosas opuestas e incompatibles entre sí. Por tanto esto que nos venden como democracia es un trampantojo, una estrategia de las élites para hacer corresponsables a las masas de su propia laceración. Por tanto, deduzco yo, participar en ese juego solo puede resultar frustrante.
Pedro García Olivo, que ha convivido con varios pueblos indígenas, que desconocen la palabra democracia, pero que se gestionan de una manera similar a lo que el imaginario común occidental entiende por democracia, asegura que para ellos votar es el fracaso absoluto y que no les importa esperar el tiempo necesario para tomar las decisiones por convencimiento, es decir, lo que aquí llamaríamos consenso.
Félix Rodrigo Mora es contundente: si gobiernan los representantes del pueblo, no gobierna el pueblo. Algo parecido a lo que sostiene el anarquismo clásico al denunciar el pacto rousseauniano: eso de que yo renuncio a mi derecho a autogobernarme y delego en alguien que lo hace por mí, a condición de que tú hagas lo mismo. Como todos sabemos y hemos visto, ese en el que delegamos tú y yo, una vez elegido le falta tiempo para hacer de su capa un sayo.
Votar es consolidar el sistema, se vote lo que se vote. El que lo hace se toma la democracia partitocrática como algo muy serio. Pero los partidos políticos a lo que más se parecen es a asociaciones de maleantes. No es que se corrompan con el ejercicio del poder... No es eso. Nacieron ya corrompidos. Saben que actúan como intermediarios entre el poder de hecho y el vulgo y que, en el trasiego de dinero que asciende por capilaridad, de abajo arriba, una parte se les queda entre los dedos. Esto de la dicotomía entre derecha e izquierda no es sino una manera de distraer a las masas, algo así como un sucedáneo del futbol, los colores de tu equipo,… y toda esa patochada: te cargas de prejuicios, de visceralidad y así pierdes toda objetividad. Aunque algo simplista propongo un pareado que ya he escuchado en algún sitio: “Derechona e izquierdona", ambos son "mafiona".
El poder siempre prepara recambios para sus testaferros interpuestos que sufran desgaste por sus políticas injustas, prevaricadoras y corruptas. Votar, sea lo que sea, es votar. Con todas sus consecuencias de participación en el régimen, que te va a contar como a un borrego más, listo para que lo esquilen….